El ESPACIO un universo más allá de nuestra galaxia
El espacio exterior o espacio vacío, también simplemente llamado espacio, se refiere a las regiones relativamente vacías del universo fuera de las atmósferas de los cuerpos celestes. Se usa espacio exterior para distinguirlo del espacio aéreo (y las zonas terrestres). El espacio exterior no está completamente vacío de materia (es decir, no es un vacío perfecto) sino que contiene una baja densidad de partículas, predominantemente gas hidrógeno , así como radiacion electromagnética. Aunque se supone que el espacio exterior ocupa prácticamente todo el volumen del universo y durante mucho tiempo se consideró prácticamente vacío, o repleto de una sustancia llamada éter , ahora se sabe que contiene la mayor parte de la materia del universo. Esta materia está formada por radiación electromagnética, partículas cósmicas, neutrinos, sin masa e incluso formas de materia no bien conocidas como la materia oscura y la energía oscuraDe hecho en el universo cada uno de estos componentes contribuye al total de la materia según estimaciones, en la siguiente proporción: materia condensada fría (0,03%), materia estelar (0,5%), neutrinos (partículas sin masa, 0,3%), materia oscura (25%) y energía oscura (75%). La naturaleza física de estas últimas es aún apenas conocida. Sólo se conocen algunas de sus propiedades por los efectos gravitatorios que imprimen en el período de revolución de las galaxias, por un lado, y en la expansión acelerada del universo o inflación cósmica por otro .
El universo......!
En el espacio, nadie puede escucharte gritar. Esto es así porque en el espacio no hay aire: es un vacío. Las ondas de sonido no pueden viajar a través del vacío.
El 'espacio exterior' comienza a 100 km de distancia de la Tierra, donde desaparece la cáscara de aire que envuelve nuestro planeta. Sin aire para esparcir la luz solar y producir un cielo azul, el espacio se ve como un lienzo negro salpicado de estrellas.
Por lo general, se piensa que el espacio está completamente vacío, pero eso no es verdad. Los vastos trechos entre las estrellas y los planetas están llenos de enormes cantidades de gas y polvo, diseminados de manera casi imperceptible. Incluso las partes más vacías del espacio contienen al menos unos cuantos cientos de átomos o moléculas por metro cúbico.
El espacio también está lleno de varias formas de radiación peligrosa para los astronautas. Gran parte de esta radiación infrarroja y ultravioleta proviene del Sol. Desde distantes sistemas estelares llegan rayos X, rayos gamma y rayos cósmicos (partículas que viajan a una velocidad cercana a la de la luz) que poseen mucha energía.
Ver el espacio en vivo era una posibilidad para muy pocos hace tan solo unos meses, astrónomos, científicos y un selecto grupo de personas contaban con la posibilidad de ver el espacio en vivo, pero hoy gracias a un servicio que presta la NASA (National Aeronautics and Space Administration), cualquier persona puede ver el espacio vivo desde la estación espacial internacional ISS, usando su computador y una conexión a internet.
La Estación Espacial Internacional (ISS) es una asociación entre los diferente organismos espaciales de los estados unidos, Rusia ,Canadá, Japón, y Europa, En esta estación se han llevado a cabo importantes experimentos científicos y se han reunido datos para ayudar a futuras misiones a la Luna y Marte.
La estrella más cercana a nosotros
El Sol es la estrella más cercana a nosotros. Nos da luz y calor. También emite la peligrosa luz ultravioleta, que causa quemaduras y puede provocar cáncer. Sin el sol no habría luz de día, y nuestro planeta simplemente sería un mundo oscuro y congelado, sin océanos de agua líquida ni vida.
Esta gigantesca bola de gas supercaliente tiene un diámetro de 1,4 millones de kilómetros, lo que equivale a 109 Tierras puestas una junto a la otra. Con una masa de 2 millones de trillones de trillones de trillones de kilogramos, pesa tanto como 330.000 Tierras y en su interior nuestro planeta podría caber 1.300.000 veces.
Aunque parece pequeño cuando uno lo ve al amanecer o al atardecer, esto es así sólo porque el Sol se encuentra a unos 150 millones de kilómetros de nosotros. A esta distancia, la luz del sol tarda cerca de 8 minutos en llegar, a pesar de estar viajando a alrededor de 300.000 kilómetros por segundo. ¡Esto significa que vemos la puesta del Sol ocho minutos después de que haya ocurrido realmente!
Al espacio llego un comunicado a la tierra que decía: Las personas que frecuentan internet pueden desde este momento ver el espacio en vivo desde la estación espacial internacional por medio de video streaming todos los días de la semana.
El Sistema Solar
El Sistema Solar está formado por el Sol y todos los objetos de menor tamaño que giran en torno a él. Además del Sol, los componentes más grandes del Sistema Solar son los ocho planetas principales. Los más próximos al Sol son cuatro planetas rocosos relativamente pequeños: Mercurio, Venus, la Tierra y Marte.
Más allá de Marte se encuentra el cinturón de asteroides, una región poblada por millones de cuerpos rocosos. Son residuos procedentes de la época en que se formaron los planetas, hace 4.500 millones de años.
En el extremo más alejado del cinturón de asteroides están los cuatro gigantes gaseosos: Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno. Su tamaño es muy superior al de la Tierra, aunque son muy ligeros en relación con su tamaño. Están formados, mayormente, por hidrógeno y helio. Hasta hace poco tiempo, el planeta más lejano que se conocía era un mundo helado llamado Plutón. Sin embargo, Plutón es un enano en comparación con la Luna de la Tierra y algunos astrónomos creen que es demasiado pequeño para ser considerado un auténtico planeta. En 2005 se descubrió un objeto denominado Eris, situado a gran distancia del Sol y que tiene al menos el tamaño de Plutón. En los últimos años se ha descubierto más allá de Plutón la presencia de más de 1.000 mundos helados, semejantes a Eris. Se les denomina objetos del cinturón de Kuiper. En 2006, la Unión Astronómica Internacional decidió que Plutón y Eris debían clasificarse como “planetas enanos”.
Aún más lejos están los cometas de la nube de Oort. Están tan alejados que son invisibles incluso para los grandes telescopios. Cada cierto tiempo alguno de esos cometas altera su rumbo y se dirige hacia el Sol. Entonces se hace visible en el cielo nocturno.
El nacimiento de la Luna
La Luna ha dado vueltas alrededor de la Tierra por más de cuatro mil millones de años, pero... ¿de dónde vino? Algunos científicos han pensado que fue atraída por la fuerza de gravedad de Tierra cuando se acercó demasiado a ella. Otros, que una vez fue parte de nuestro planeta.
Hoy, la mayoría de los científicos creen que es la 'hija de la Tierra'. Nació cuando un planeta errante chocó contra la joven Tierra; grandes cantidades de materia fueron lanzadas al espacio y finalmente se juntaron, formando la Luna. Esta teoría de la 'gran colisión' explicaría por qué las rocas de la Luna son tan similares a las de la Tierra.
A diferencia de la Tierra, la Luna parece no tener actividad en su interior. En el presente no existen erupciones volcánicas y los seísmos lunares son muy débiles. En su centro hay un pequeño y sólido núcleo de hierro y, como no posee campo magnético, los exploradores no podrían usar brújulas para orientarse.
Nacimiento de una estrella
Como las personas, las estrellas nacen, crecen y mueren. Sus lugares de nacimiento son enormes nubes frías formadas por gas y polvo, conocidas como 'nebulosas'. Estas nubes comienzan a encogerse por obra de su propia gravedad.
A medida que una nube pierde tamaño, se fragmenta en grupos más pequeños. Cada fragmento puede finalmente volverse tan caliente y denso que se inicia una reacción nuclear. Cuando la temperatura alcanza los 10 millones de grados, el fragmento se convierte en una nueva estrella.
Tras su nacimiento, la mayoría de las nuevas estrellas se encuentra situada en el centro de un disco plano de gas y polvo. Gran parte del gas y polvo acaba siendo barrida por la radiación estelar. Sin embargo, antes de que esto ocurra, pueden formarse planetas alrededor de la estrella central.
Los vehículos espaciales como el Observatorio Espacial de Infrarrojos (ISO) de la ESA, son capaces de detectar el calor proveniente de estrellas y planetas invisibles que se están formando en el interior de esas nubes.
Estrellas que estallan
Cada cierto tiempo nuestra galaxia de la Vía Láctea se ilumina con un enorme estallido. Ese acontecimiento violento, conocido como supernova, indica la muerte de una estrella supergigante, muchas veces más grande que el Sol. Una de las últimas supernovas de la Vía Láctea se produjo hace unos 340 años en la constelación de Casiopea, por lo que se la conoce como Casiopea A (Cas A).
Cas A se encuentra a diez mil años luz de la Tierra. Observatorios como el telescopio espacial Hubble de la NASA-ESA han realizado estudios detallados de la nube residual de gas y polvo resplandecientes.
Las imágenes muestran un anillo de material desmenuzado que se aleja
rápidamente del lugar de la explosión. Parte del material se desplaza a unos 50 millones de km por hora (velocidad suficiente para ir de la Tierra a la Luna en 30 segundos).
Los gigantescos remolinos de desechos resplandecen por el calor producido por la onda de choque de la supernova al pasar junto a ellos.
Hay varios tipos de explosiones de supernovas. Cas A estalló cuando una estrella pequeña, de las denominadas enanas blancas, atrajo gran cantidad de material de una estrella cercana. Al acumularse el gas, la enana blanca se volvió tan caliente y activa que estalló. Otras supernovas se producen cuando a las grandes estrellas se les agota el combustible nuclear de su centro. Al ser incapaz de generar más energía, el núcleo colapsa y destruye la estrella.
Las supernovas son importantes porque esparcen material estelar en toda la galaxia. Casi todo lo que hay en la Tierra (incluidos nosotros) está formado por elementos (como el carbono y el hierro) procedentes de ese polvo de estrellas.
La Vía Láctea
Vivimos en uno de los brazos de una gran galaxia en forma de espiral llamada Vía Láctea. El Sol y sus planetas (incluida la Tierra) se encuentran en esta tranquila parte de la galaxia, a medio camino de su centro.
La Vía Láctea tiene la forma de un enorme remolino que rota una vez cada 200 millones de años. Está formada por al menos 100.000 millones de estrellas, así como polvo y gas y es tan grande que cruzarla de un lado al otro llevarría 100.000 años.
Es muy difícil ver el centro de la Galaxia, debido a las nubes de gas y polvo que lo bloquean de nuestra vista. Los científicos piensan que contiene un agujero negro de enormes proporciones que devora todo lo que pase demasiado cerca.
Fuera de la espiral principal hay cerca de 200 cúmulos de estrellas formando bolas o globos llenos de estrellas. Cada uno de estos 'cúmulos globulares' es muy antiguo y contiene hasta un millón de estrellas.
La Vía Láctea, a su vez, pertenece a un grupo o cúmulo de al menos 40 galaxias, . El así llamado Grupo Local contiene dos grandes galaxias espirales, la Vía Láctea y Andrómeda. Las otras son mucho más pequeñas. Entre ellas hay dos galaxias que se pueden observar a simple vista desde los países al sur del ecuador. Se llaman las Nubes de Magallanes, en honor al explorador portugués Fernando de Magallanes.
Galaxias
Casi todas las estrellas pertenecen a grupos gigantescos llamados galaxias. El Sol es una de las, por lo menos, 100.000 millones de estrellas que existen en nuestra galaxia, la Vía Láctea. Y hay cientos de miles de millones de galaxias en el Universo.
Donde sea que miremos en el cielo hay galaxias de diferentes formas y tamaños. Algunas son espirales, con brazos curvados alrededor de un brillante núcleo central.
Algunas tienen una barra de estrellas que atraviesan su centro, con brazos que parten de cada extremo de la barra. Otras no tienen una forma reconocible. Las galaxias de mayor tamaño se asemejan a bolas aplastadas. Contienen hasta 10 millones de millones de estrellas, pero muy poco gas o polvo. Casi todas las galaxias tienen en el centro un agujero negro de enorme tamaño.
Las galaxias nacieron sólo unos cientos de millones de años después de que se creó el Universo. En ese pasado remoto de hace unos 13 mil millones de años, las galaxias eran pequeñas y estaban mucho más juntas. Eran comunes las colisiones y, a medida que las galaxias chocaban entre sí, fueron aumentando de tamaño y cambiando sus formas.
Muerte de una estrella
La mayoría de las estrellas tardan millones de años en morir. Cuando una estrella como el Sol ha consumido todo su combustible de hidrógeno, se expande convirtiéndose en una gigante roja. Puede tener millones de kilómetros de diámetro, siendo lo suficientemente grande como para engullir los planetas Mercurio y Venus.
Tras desprenderse de sus capas exteriores, la estrella se comprime y forma una enana blanca muy densa. Una cucharada de té de materia proveniente de una enana blanca pesaría hasta 100 toneladas. A lo largo de billones de años, la enana blanca se enfría y se vuelve invisible.
Las estrellas más pesadas que ocho veces la masa del Sol terminan sus vidas muy repentinamente. Cuando se les acaba el combustible, se dilatan hasta convertirse en supergigantes rojas. Tratan de mantenerse vivas consumiendo diferentes combustibles, pero esto funciona sólo durante unos cuantos millones de años. Tras ello, producen una enorme explosión de supernova.
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