martes, 25 de marzo de 2014

Seguiremos hablando un poco más de la NASA y sus principales misiones que cambió al mundo hasta ahora



                       

Entrenamiento de astronautas

 (NASA)
Durante 50 años, la NASA sometió a sus astronautas a verdaderas sesiones de tortura con el objetivo de entrenarlos para el espacio. Desde atarlos a centrifugadoras y girarlos sin parar hasta desmayarse (por los efectos de las fuerzas gravitacionales extremas), a obligarlos a bucear a más de 7.000 metros en el denominado “cometa del vómito”, para experimentar la ausencia de peso. También eran los encargados de reparar partes ficticias del transbordador espacial permaneciendo sumergidos ocho horas debajo del agua en el Laboratorio de Fluctuabilidad Neutra del Centro Espacial Lyndon B. Johnson (JSC). Sólo una persona extraordinaria puede convertirse en un astronauta.
La NASA es altamente selectiva a la hora de escoger a los candidatos para los viajes espaciales. Desde los tiempos del Mercury Seven, cuyos astronautas fueron elegidos en 1959 para ir por primera vez al espacio, más de 41.000 personas presentaron su candidatura para convertirse en astronautas. Tan sólo 321 de ellas fueron seleccionadas. Afortunadamente para los candidatos modernos, el programa de entrenamiento ha cambiado mucho durante los últimos 50 años.
Ya no se consideran requisitos fundamentales ser hombre, con edad comprendida entre los 25 y los 40 años, tener menos de 1,60 metros de altura, poseer un título superior y haber ejercido como piloto de pruebas de la Fuerza Aérea con al menos tres años de experiencia. Actualmente, las mujeres también se pueden inscribir. Y varios profesores y científicos ya han participado de los entrenamientos, al lado de candidatos de formación militar.
Las centrifugadoras fueron dejadas de lado hace ya mucho tiempo debido a numerosos avances científicos. Ahora ya existen trajes espaciales altamente adaptados que reducen los efectos colaterales de la fuerza de la gravedad, tales como los vómitos, los desmayos y la rotura de los vasos sanguíneos, asociados al lanzamiento y a la re-entrada en la atmósfera.
Los Candidatos a Astronautas (ASCAN, en sus siglas en inglés) pueden llegar a entrenar durante toda una década antes de ver cumplidas sus aspiraciones. De hecho, necesitan someterse a un entrenamiento básico de entre 18 meses y dos años de duración, antes de convertirse en astronautas. Este entrenamiento abarca aproximadamente 230 temas en casi 1.600 horas de estudio. Para su preparación inicial, los aspirantes a astronauta se entrenan en aviones de reacción, simuladores, piscinas y en aulas especiales.
Invirtiendo un millón de dólares por cabeza, la NASA prepara a sus astronautas para todo tipo de situaciones: resucitación, cirugías de emergencia con gravedad cero, problemas externos con la aeronave y entrenamiento de supervivencia para aterrizajes forzosos tanto en la selva como en el medio del océano. Los astronautas también forman parte de intercambios culturales con compañeros rusos, para enfrentarse a la vida abordo de la Estación Espacial Internacional.
El entrenamiento básico de los astronautas de la NASA incluye una prueba de dos horas en el interior de una “cápsula de retorno”, que después de haber sido lanzada desde un barco, se balancea constantemente. Mientras dicha cápsula se encuentra en el agua, es sacudida sin parar como si se estuviera enfrentando a mares agitados. En el interior del apretado vehículo, los aspirantes a astronauta deben cambiar sus trajes presurizados por otros impermeables, en un ejercicio que los prepara para una evacuación inminente; Una vez finalizado el entrenamiento básico, los astronautas novatos deben pasar por toda una serie de pruebas especiales que los prepara para misiones específicas. Después de ello, pueden verse obligados a esperar dos años más antes de ser enviados al espacio.

Los vuelos orbitales no tripulados 

Mercury

 (NASA)
La NASA introdujo el Proyecto “Hombre en el espacio” en 1958, como el primer paso de su ambición para hacer llegar al primer hombre a la Luna. Un año más tarde, renombrado ya como el Proyecto Mercury, un grupo de pilotos de la Fuerza Aérea Norteamericana (USAF) conocidos como los “Siete del Mercury”, comenzaron a entrenar.
Walter Schirra, Donald Slayton, John Glenn, Scott Carpenter, Alan Shepard, Gus Grissom y Gordon Cooper formaron parte de un proyecto de cuatro años, para poner a prueba la viabilidad de un vuelo espacial tripulado.
Los objetivos del Proyecto Mercury estaban claros: colocar una nave espacial tripulada en órbita alrededor de la Tierra, investigar la capacidad del hombre para actuar en el espacio y conseguir que tanto el hombre como la nave se mantuvieran a salvo.
Un mono, un chimpancé, dos vuelos humanos suborbitales y cuatro vuelos orbitales humanos realizados más tarde, convirtieron al Proyecto Mercury en un auténtico éxito. Sus experimentos y pruebas de vuelo demostraron que el vuelo espacial humano era posible, pavimentando el camino para los ambiciosos proyectos Gemini y Apollo.
A través de los proyectos Mercury y Gemini, la NASA desarrolló la tecnología y las habilidades necesarias para el viaje a la Luna.
INVESTIGACIÓN ANIMAL SUBORBITAL
Varias especies de animales fueron utilizadas en experimentos con cohetes antes de los vuelos espaciales humanos. Fueron usados para probar las fuerzas de la gravedad, los efectos del movimiento de alta velocidad y otras condiciones relacionadas con los viajes espaciales.
Los monos "Able" y "Baker" fueron las primeras criaturas que sobrevivieron a un vuelo espacial en 1959. Ambos fueron lanzados a 350 millas (579 kilómetros), alcanzando una velocidad superior a las 10.000 millas por hora (16.000 kilómetros por hora).
Se mantuvieron ingrávidos durante nueve minutos de un vuelo de dieciséis. Los monos sobrevivieron al vuelo, aunque "Able" falleció poco después como consecuencia de una operación practicada para retirar un electrodo médico infectado. "Baker" sobrevivió hasta 1984.
El programa Mercury utilizó un macaco rhesus llamado Sam y posteriormente un chimpancé llamado Ham en un vuelo de investigación suborbital anterior a los vuelos humanos. Sam fue encajonado en una especie de “sofá” de fibra de vidrio, antes de ser lanzado a la subórbita abordo del Little Joe 2 en 1959.
Para asegurarse de la supervivencia del hombre durante un vuelo espacial y para afirmar claramente sus ideas mientras completaban sus tareas, la NASA lanzó a Ham a la subórbita en 1961.
Sin embargo, debido a un error captado en la trayectoria de vuelo que se levantaba un grado más alto de lo previsto, la misión fue abortada.
Ham viajó 40 millas (64.3 kilómetros) más alto, sustentando 18G, y todavía completando notablemente las asignaciones durante la misión. De regreso a la Tierra, Ham esperó durante tres horas balanceándose en el Atlántico, en el interior de una cápsula del Mercury que goteaba, antes de ser rescatado y premiado con una manzana. Ham falleció en 1983, a la edad de 25 años.
PRIMER VUELO SUBORBITAL TRIPULADO DEL MERCURYPoco después del exitoso vuelo de Ham, Alan Shepard se convirtió en el primer norteamericano que voló en subórbita durante 15 minutos en la cápsula 3 del Mercury, la Freedom 7.
Para corregir algunos de los defectos descubiertos durante el vuelo espacial de Ham, un segundo chimpancé del proyecto Mercury pavimentó el camino para un vuelo completo del hombre en órbita. El chimpancé Enos orbitó la Tierra y regresó a salvo antes de que en 1961 John Glenn escalara la cápsula Friendship 7 del Mercury para orbitar la Tierra en tres ocasiones. 

Gemini

 (NASA)
Semanas después de que el astronauta del Mercury, Alan Shepard, se convirtiera en el primer astronauta americano, el presidente John F. Kennedy anunció el reto de enviar astronautas a la Luna antes del final de la década.
Amparándose en el éxito del programa Mercury, la NASA amplió rápidamente su programa de vuelo para incluir el desarrollo de una nave espacial para dos hombres apodada Gemini. Serviría como puente indispensable entre los primeros pasos tentativos del Mercury y los históricos aterrizajes lunares del Apollo.
El proyecto Gemini empujó los límites de los vuelos espaciales tripulados aún más allá. El objetivo de la misión consistía en “…desarrollar una mayor capacidad operacional en el espacio, investigando también los problemas de trabajar y vivir en él”.
Muy parecida en el diseño a la cápsula del Mercury pero mucho más grande, la nueva nave Gemini fue diseñada para conducir a dos astronautas hasta la órbita de la Tierra, con el objetivo de poner a prueba vuelos de larga duración y convertirse en un punto de reunión y acoplamiento con otra nave, ambos elementos vitales de una futura misión a la Luna.
Los diez vuelos Gemini realizados entre marzo de 1965 y noviembre de 1966 fueron testigo del primer punto de reunión en órbita de una nave espacial con otra, del acoplamiento de dos naves y de la primera caminata espacial.
El astronauta Ed White se convirtió en el primer americano que llevó a cabo una “actividad extravehicular”, al salir fuera de la nave por un corto período de tiempo para realizar una caminata espacial. Buzz Aldrin superó el paseo espacial de 22 minutos de duración de White, caminando cinco horas y treinta minutos en el espacio durante el final de la misión Gemini.
El proyecto Gemini intentó extender la duración de los vuelos espaciales tripulados hasta dos semanas, desarrollando una nave espacial que podía transportar astronautas de manera eficaz y confortable en viajes de larga duración.
También se aspiró a desarrollar una tecnología que permitiera interactuar con otras naves espaciales, y lo que es más importante, que sirviera como enlace entre el proyecto Mercurio y una misión tripulada a la Luna.

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